martes, 1 de abril de 2008

Entrevista a Woody Allen: Melinda & Melinda

Entrevistar a Woody Allen es un honor, que tuve ocasión de vivir con ocasión del pasado Festival de San Sebastián, donde el director neoyorquino recibió el Premio Donostia. Hacer una película todos los años, y mantener un excelente nivel, no es tarea sencilla, pero él la aborda con ejemplar puntualidad. Quizá Melinda y Melinda no sea su mejor film, pero como es habitual, su punto de partida ya es toda una sorpresa.

Woody-Allen

La película juega con la idea de comedia y drama. En algunos pasajes he dudado si era comedia o drama. ¿Ha querido jugar a la confusión, es decir, que al final el espectador crea que es todo muy parecido?

Pienso que son mundos tan cercanos que lo mismo se puede ver como una tragedia o como una comedia. Depende del punto de vista con el que se mire, o de la situación en la vida de cada uno. El mismo acontecimiento puede verse de dos maneras diferentes.

En varias entrevistas usted ha declarado tener un sentimiento trágico y pesimista de la vida. A algunos espectadores nos resulta imposible creer que esto es así, con su sentido del humor.

Hay momentos en los que me he sentido bien, porque han sido agradables y felices. Algunos ha habido. Pero en general sí que soy muy pesimista cuando pienso en la vida. Espero que mis películas hayan reflejado muchas cosas diferentes, pero pienso que la idea que reina en todas ellas es bastante oscura. Cuando leo el periódico todas las mañanas y veo lo que ocurre, no puedo evitar sentirme pesimista.

Usted es uno de los más reputados directores, actores y guionistas del cine actual. ¿Pensó de pequeño alguna vez que podía llegar tan lejos?

No. Me echaron del colegio y tuve suerte, porque escribía chistes. Gracias a eso pude sobrevivir, pero nunca imaginé que podría llegar a esto, que aquello que escribía entonces podría llevarme al éxito. Siempre he dicho que era una persona con mucha suerte. El resto de amigos del colegio se iban convirtiendo en médicos, abogados, o economistas. Yo francamente no sé qué hubiera podido hacer si no me hubiera dedicado a esto.

¿Escribir guiones a partir de una idea es parecido a vivir la vida?

Al escribir todo tiene su lógica. Hay cosas que salen bien y otras que salen mal. Al final, lo único que te puede pasar es que ruedes una mala película. Pero cuando en la vida real reflexionamos sobre algo, y uno se deja llevar por su instinto, las consecuencias pueden ser mucho peores que simplemente una mala película.

¿Qué supone para usted el premio Donostia que recibió en el festival de San Sebastián? ¿Qué piensa de que las comedias apenas reciban premios?

Venir a recibir el premio Donostia ha sido una manera de agradecer al público español su fidelidad y su apoyo durante todos estos años. Para mí es una gran oportunidad estar aquí y poder agradecérselo de esta manera. Las comedias lo tienen más difícil para conseguir premios, porque los trabajos serios siempre calan más hondo dentro de nosotros. El mundo es trágico por naturaleza, y las tragedias nos llegan de una manera más profunda. Se suele decir que la comedia es un trabajo intelectual difícil de hacer, pero al final se ve que realmente las comedias apenas reciben premios. Ahí subyace la idea de que la tragedia es más importante. La comedia se relaciona siempre con destrucción y el drama con la confrontación con la realidad.

Siempre se ha dicho que sus películas tienen siempre un carácter autobiográfico. ¿Cree que cada una de ellas representa su estado de ánimo en ese momento? ¿Alguna se basa en una anécdota importante de su propia vida?

Se ha convertido en un tópico, pero estoy de acuerdo en que mis películas reflejan mis observaciones, mis sentimientos y anécdotas específicas que me han ocurrido en momentos determinados. La gente suele aceptarlas como autobiográficas, y no siempre han sucedido las cosas tal cual, pero sí que reflejan mi filosofía y mi forma de pensar.

Hubo una época en que siempre trabajaba con Mia Farrow y Diane Keaton, pero ahora cambia de actores en cada película. ¿Siente la necesidad de probar intérpretes nuevos? ¿Conocía a Radha Mitchell antes de darle el papel protagonista?

En el caso de Mia Farrow y Diane Keaton lo único que puedo decir es que nos compenetrábamos muy bien y pasábamos el tiempo juntos. Vivía con ellas y pasaba todo el día con ellas, y creo que fue una experiencia gratificante rodar con ellas. En cuanto a los demás, es cierto que tengo muchas preferencias en cuanto a los actores, a veces escribo pensando en alguno de ellos, y prefiero que sean los que terminen interpretando ese papel. En el caso de Radha Mitchell, la conocí en un corto de diez minutos que había rodado para la universidad. Y me gustó, me pareció una chica muy interesante, guapa y que sabía interpretar. Algunos de mis colaboradores eran reacios y me preguntaban por qué le había dado un papel tan importante, y si sería capaz de hacerlo. Pero yo creía que sí, porque pensaba que si podía actuar diez minutos también podía hacerlo durante dos horas.

¿Por qué en las películas en las que usted no actúa siempre elige a un actor para que haga un papel parecido a la imagen que tenemos de usted?

Me sustituyo por John Cusack o Will Ferrell. Sí que me gusta interpretar a los protagonistas, pero hay que ser realista y ver que ya no soy el más indicado para los papeles románticos. La gente quiere ver los problemas que tiene una persona joven y romántica, y yo ya no estoy para esos trotes.

¿Qué piensa de los resultados de las elecciones estadounidenses?

Pienso que como ciudadano es importante que participemos en la democracia, porque la democracia es el gobierno del pueblo, y si éste no participa, no tiene sentido. De momento hay que participar. Hay muchos votantes indecisos en Estados Unidos, lo cual es inexplicable. Si la Administración Bush fuera una empresa, y Bush el director, llegaría un momento en el que le despedirían, porque el trabajo que ha hecho no es el más adecuado. Creo que está muy claro que habría que haberle sustituido por otros que sean capaces de solucionar los problemas a los que se enfrenta EE.UU. actualmente.

¿Ha venido alguna vez a rodar a Europa? Parece ser que hay un proyecto para que usted ruede en Barcelona, ¿sería capaz de hacerlo? ¿Ha estado en una corrida de toros?

Sí que he estado alguna vez. El año pasado estuve rodando alguna secuencia en Londres y fue muy gratificante. Estaría encantado de venir y rodar en España. Las personas que tienen la idea de rodar una película necesitan encontrar financiación. En cuanto se consiga eso, si se consigue, estaría encantado de rodar en Barcelona, porque es la ciudad que me han propuesto inicialmente. Tendría que hacerse en una gran ciudad. Si me dijeran de ir a Madrid, Salamanca o alguna de las maravillosas ciudades españolas también estaría encantado. No he estado en una corrida de toros. La he visto televisada en México. Me gustó el ambiente que se respira.

El New York Times le pidió en una ocasión que comentara una película que usted decidiera, y se decantó por Raíces Profundas. ¿A qué se debió la elección? ¿Le gustaría rodar un western?

Me propusieron comentar una de mis películas favoritas. Elegí Raíces profundas porque me parece el mejor western jamás filmado. Como siempre estoy hablando de Bergman, de Kurosawa, de Fellini, de Buñuel, pensé que por elegir algo diferente no perdía nada. Así variaba un poco. Me parecería un proyecto interesante rodar un western. Pero tendría que rodarlo sin dejar la ciudad de Nueva York, porque estoy acostumbrado a trabajar allí. Si encuentro alguna forma de conseguir que eso se pudiera hacer, lo haría. Me he enterado de que Sean Penn ha hecho una película en la que viaja por todo el territorio estadounidense, por Chicago, Los Ángeles, etc. y que todo eso está rodado en Nueva York. Si yo pudiera hacer lo mismo sin salir de Nueva York, sería ideal para mí.


José María Aresté
01/05/2005

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